lunes, 23 de marzo de 2009

La Media Luna del Cuello.



-¿Y bien, Ethan, que averiguaste?-pregunto mi padre. Le conté las pequeñas cosas que leí en la mente de algunos de ellos, cosas sin importancia, aunque solo una pensaba en humanos, no decía en si cual era su objetivo pero si tenía que ver con su sangre, los demás solo guardaban cada palabra que decía Luperth y luna.
-¿Que pensaba la vampira Luna?- pregunto mi madre.
-Solo tenía en su mente lo ocurrido hace doce años, una riña entre un tal Logan y…
-¿Crees que tomarán venganza por lo de ese vampiro llamado Logan?-preguntó Will. Lo mire por un segundo por no dejarme terminar lo que decía.
-No lo creo, no había hostilidad de su parte, de la única era de esa vampira, Alissa creo que se llama-respondió John a la pregunta de Will.
-Luna, en un momento le dijo, que era mejor tenernos de amigos- recordé.
-Les conviene- dijo Luperth ceñudo.
-¿Que supiste de ella, Ethan?- me pregunto Will.
-Nada, no pude leer su mente- respondí decepcionado y pensativo.
-¿Como que no pudiste leer su mente?- preguntó Dolly, incrédula, la mire buscando las palabras exactas para explicarlo.
-Ella no me lo permitió…se dio cuenta de lo que iba a hacer y bloqueó su mente, creo que ella también tiene una habilidad, sólo que no sé cuál es…no…no me explico aun como funciona- conteste sumido en mis pensamientos ¿Qué ocultaba ella que no dejo que leyera sus pensamientos?
-¿Así que los vampiros también tienen habilidades? ...interesante- hablo papá después de largo rato.
-Eso parece.
-¿Y los demás tienen habilidades?-preguntó Dolly.
-No lo sé…Solo pude leer sus mentes, mas ninguno pensaba en sus dones, así que…- me encogí de hombros.
-Muy bien, debemos estar preparados. Puede que estos sean unos vampiros amigables…
Will resopló, John revoleó los ojos, Andy, que no había hablado hasta los momentos alzó las cejas en un gesto de incredulidad, Wendy solo permaneció callada en su sitio ceñuda y yo me encogí de hombros.
-…pero a pesar de eso, tenemos que estar alertas, sobre todo con esta vampira, Alissa…mas alertas tenemos que estar, ya que Ethan no pudo leer su mente, ok?-dijo Luperth mirando a cada uno seriamente.

Después de la pequeña charla de información me fui a mi habitación, ya eran las nueve de la noche y aun no hacia mis deberes, abrí la ventana para que entrara algo de fresco, pero termine tiritando cuando al abrirla me abrazó la neblina sin siquiera pedirlo, vi hacia el cielo y solo se vio la silueta de una luna creciente, la sabana que podía arroparla estaba abajo, así que el cielo estaba despejado y dejaba una desnuda vista negra, sonreí cuando al soplar de mi boca salía humo blanco, y sin distraerme mas me senté en el escritorio, saque cuaderno y lápiz para comenzar la tarea, tome unas cuantas notas y luego me senté en la ventana para disfrutar del frio, sabia que pescaría un resfriado, mamá Dolly me lo decía constantemente, aun así no podía evitarlo, vi el cielo carente de estrellas y sin querer recordar imágenes de mi pesadilla comenzaron a aparecer sin desearlo, sentí un pánico repentino y cerré mis ojos para evitarlo, pero no funcionaba, con mis parpados cerrados veía nítidamente las lagrimas rojas de la hermosa mujer, los abrí impactado y ahí estaba Dolly muy cerca de mi ocupando el lugar de la vampira, de un brinco casi me caigo de la ventana y un grito hizo que ella brincara.
-¡¡Madre me has asustado!!- dije alarmado, mi corazón golpeaba fuerte.
-¿Que ha sido eso, Ethan?- me interrogo estupefacta.
-No es nada, solo…solo me tomaste desprevenido- dije totalmente con la voz quebrada.
-Mírate hijo…estas pálido, te vez igual que un…
-No lo digas…se oye repugnante sin decirlo- interrumpí con una sonrisa curva.
-Bueno, vine a desearte buenas noches hijo- dijo al momento que me daba un beso en la frente y se levantaba para cerrar la ventana –Oh, Ethan, cuando aprenderás a no abrir la ventana de noche, esta neblina por inofensiva que sea puede provocarte pulmonía.
-Lo siento- la abrase y me acosté mirando como salía de mi habitación.

No podía dormir, era ya casi media noche, tenia miedo de ver la imagen de la pálida mujer, así que me senté, tome un libro para leer y entretenerme así, tal vez me daría sueño y terminaría dormido, leía y leía pero no lo conseguía, me levante de la cama y me dirigí hacia la ventana, la abrí y una fuerte brisa entro acompañada de neblina, parecía haberme extrañado, me senté y vi en el patio trasero los negros arboles frondosos. Pasaron tres cosas a la vez sin darme cuenta hasta que tuve uso de razón, primero vi una sombra entre los alejados arboles, segundo un aroma peculiar invadió mi nariz pero no tan fuerte como creía y tercero ya estaba convirtiéndome en lobo para seguir a esa persona. Cada vez estaba mas lejos y yo desorientado, la neblina me cegaba todo, se colaba entre los arboles de tal forma que no dejaba vista alguna, olfateé para buscar una pista pero un grito me saco de mi tarea, me encogí y pare mis orejas, como antena parabólica la puse a funcionar, otro grito desesperado me hizo reaccionar y corrí para ver que pasaba, todo un bosque negro, yo solo, y un intruso al acecho, llegue hasta unos helechos y camine olfateando, enseguida un olor que me mareaba hizo que imaginara lo que había pasado, ese olor a oxido salado que caracterizaba tanto al fluido escarlata, sentí asco pero aun así prefería llegar hasta el final, camine en círculos haciéndose cada vez mas fuerte el olfato y al pisar algo suave pero a la vez duro me di cuenta de lo que había encontrado, era una mano, fijando y esforzando la vista entre la oscuridad y la neblina vi el brazo, luego el cuerpo entero, estaba sin camisa y sin zapatos, estaba rasgado con delicadeza el cuerpo del muchacho joven que estaba en frente de mi, le calcule diecisiete años, me acerque y con mi pata derecha moví su cabeza, había una media luna en su cuello y sus ojos estaban en blanco, me eché hacia atrás y horrorizado me viré para correr, los vampiros no habían cumplido su promesa de no atacar humanos en esta zona.
Me acercaba cada vez mas hacia lo que conocía la luz de mi habitación, pero algo, mejor dicho, alguien jalo de mi cola, y cuando me di cuenta estaba en lo más profundo del bosque, tardé un segundo para darme cuenta de que el olor no me quemaba la nariz, y me transforme como si eso sirviera de algo en un humano, alguien tomo mi cuello y me llevo acorralado a un árbol, era una mano helada la que me sujetaba “¿quien eres?” pregunte, no me respondió, quise leer su mente, pero no podía, no había nada, “¿Que quieres de mi?” volví a preguntar, pero una risa invadió mis oídos, sentí un frio aliento acercarse a mi cuello, no entendía nada
-Que clase de vampi…
-Hueles tan apetitoso, perro maldito- siseo una voz seductora, sentí escalofríos
-No juegues con la comida- dijo una voz cantarina, la diversión estaba entre cada palabra. No entendía nada, como es que una vampira olía tan exquisitamente, no inquietaba mi olfato, y como es que yo, un lobo, podía serle de su agrado.
-No entiendo lo que pasa, quienes son ustedes, por que asesinaron a ese chico- confundido estaba, luche por alejarla pero parecía poder mas que yo, me estaba dejando sin respiración, intente leer la mente de la otra vampira pero tampoco pude hacerlo.
-No tienes que saber quienes somos- rio sutilmente, sentí una humedad en mi cuello que me arrastraba a una especie de trance y al fuerte deseo de ser mordido, interrumpiendo escuche voces, estas se alarmaron y los tres vimos antorchas que se acercaban por todos lados, de seguro averiguaban cuales eran esos gritos, y al darse cuenta del cadáver se alborotarían. Aproveche el momento y me solté de la vampira anónima que me sujetaba, corrí todo lo que pude hasta que recordé que con cuatro patas era mas veloz, me convertí en lobo y acelere hasta llegar por fin a mi habitación donde tome forma humana, cerré la ventana esperando a que no me hubiera seguido…quienes eran esas dos bebedoras de sangre, por que habían dicho que era comida, se suponía que un vampiro no soporta el olor de los licántropos, estaba en muchas incógnitas, pero aun así envuelto en pánico.

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