jueves, 2 de abril de 2009

La Reunión.


Me levanté un poco mareado y me dirigí a la ventana, abrí la cortina y ya se asomaba un tímido sol, miré la ya clara habitación y salí.
-Ethan, hoy será la reunión de licántropos- me recordó Andy cuando salía de su habitación.
-Sí, gracias por recordármelo- lo miré un segundo y ya estaba listo para ir a la secundaria.
-¿Por qué no estás vestido?- me preguntó extrañado –Se te hará tarde.
-No iré
-¿Y eso porque?
-Solo…hoy no tengo ganas de ir
-Como quieras- se encogió de hombros y entró a su habitación que estaba en frente de la mía.
Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina, estaba mi madre preparando el desayuno, entré sigilosamente ya que estaba de espaldas y no quería que me descubriera pero accidentalmente tropecé con el porta cubiertos y tintinearon fuerte al caer, haciendo que mamá pegara un salto.
-¡¡Ethan, me has asustado!!- dijo alarmada, el cuchillo con el que picaba las patatas lo puso en guardia, como un mosquetero.
-¡Lo siento!- dije reteniendo la risa.
-¿Por qué no estás listo?- preguntó.
-Hoy, no tengo muchas ganas de ir a clases- tomé un vaso con jugo de naranja y salí a toda prisa para evitar más preguntas, al llegar a mi cuarto me senté en el escritorio a leer un poco, escuché cuando Wendy, John y Andy se iban. Después de leer algunas reseñas y adelantar algunas tareas, me bañé y me alisté, eran las once y veinte de la mañana, el día no estaba tan mal, así que salí a dar un paseo en el bosque.
Caminé colina arriba, quería llegar a la cima de la montaña, todas las hojas estaban húmedas por la fina neblina que había, me detuve cerca de un riachuelo y me senté en la orilla a tomar un poco de agua y ahí me quede mirando un hilillo de hormigas negras, me daban escalofrió verlas aglomeradas caminando en una sola dirección, a la vez daban un poco de grima, pero era un placer admirar tanto trabajo el que ellas hacen sin descansar, me levanté y me sacudí un poco para continuar mi camino, me metí las mano en los bolsillos y caminé con la vista perdida siempre siguiendo el mismo patrón de mis pasos.
Al llegar me senté sobre unas enormes rocas que daban vista al oeste, había un bosque infinito desde esa vista, lo miraba con tanto agrado, muchas tonalidades verdes invadían mis ojos, era un verdadero placer, encogí mis piernas y las abracé, en mi mente se manifestaban como diapositiva las imágenes de la niña son rostro, la mujer con lágrimas de sangre ¿por que había tenido esos sueños?, y ambos tenían algo en común, y es que eran vampiras, ambas quisieron morderme, y ambas eran hermosas, un enigma, alejé mi mente en otra dirección y ahí estaba ella, Alissa Hawkind, esa prepotente, oh, como deseaba acabar con ella en ese momento, me molestaba no poder meterme en su mente, me molestaba tenerla cerca, me molestaba que estuviera en mi secundaria, su familia y todo lo que tuviera que ver con ellos. Desvié mi mente y aspirando los fríos aromas del bosque llegó uno peculiar, pero muy lejano, ya sabía que era y solté mis piernas para buscar de donde provenían, miré a lo lejos la figura de un humano, estaba tan lejos que no distinguía quien podría ser, pero de algo si estaba seguro, esa persona estaba mirándome fijamente, me dió escalofrío y me levanté para retirarme, ya eran las cinco y cuarenta, el sol calentaba débilmente y esa persona estaba ahí, entre los lejanos arboles, me di la vuelta y caminé colina abajo, tenía que llegar a casa para luego ir a la reunión, el olor fue desapareciendo a medida que me alejaba, era buena señal de que no me estaba siguiendo, caminé mas o menos una hora y al llegar a casa ya se estaban poniendo los abrigos.
-¿Dónde has estado?- preguntó mi padre.
-Daba un paseo…
-Ten, tienes que abrigarte mas- dijo Dolly dándome una chaqueta gruesa, era muy caliente y cómoda cuando me la puse.
-Nos esperan- espetó Luperth abriendo la puerta trasera.
Salimos y caminamos adentrándonos en el bosque, el sol ya estaba oculto y solo había una tenue luz que iluminaba, solo se escuchaban cantar los grillos y uno que otro búho, cuando caminamos al sureste y estuvimos entre los helechos nos convertimos en lobos, corrimos tratando de no hacer ruido, los cazadores podrían oírnos, llegamos a un amplio claro donde habían troncos caídos, ya habían unos cuantos lobos ahí, nos sentamos mientras mi padre se iba con el que parecía ser el jefe de una manada que había a nuestra derecha.
-Hola ¿que tal están?- nos saludó un lobo conocido.
-Hola Michael, estamos bien- saludo Andy adelantándose.
-¿Tu que tal estas?- pregunto Wendy devolviéndole el saludo.
-Oh, no me quejo- dijo Michael.
-¿Tienes rato aquí?- le pregunto John.
-Más o menos, pero no han dicho nada importante, a parte de hablar sobre los recién llegados, los humanos pálidos- dijo algo severo.
-Escuché que hablaban sobre vampiros y quise venir a escuchar- dijo una loba, muy guapa que se acercaba, tenía un pelaje abundante y atractivo para cualquier ojo lobuno, pareció pescar la atención de Will.
-Sí, es un tema del cual se hablara toda la noche, eso lo presiento- comentó Michael inflando su pecho.
-Es por eso que estamos aquí, para hablar de ellos- desinfló Wendy.
-Hmm- Michael frunció el ceño. Wendy solo se rió.
-¿Quién eres?- pregunto Will dirigiéndose a la recién llegada.
-Oh, disculpen por no presentarme, soy Madeleine Darling- habló orgullosamente.
-Nosotros somos los Cromwell, Dolly, Wendy, John, Ethan, Andy y yo soy Will- presentó
-Un placer- dijo efusivamente.
-Igual- acogió gentilmente Dolly.
Todos se colocaron en círculos cuando tres lobos grandes se pusieron en el centro del claro, el jefe era el de mayor tamaño, de abundante pelaje marrón y hocico cuadrado e intimidante por sus colmillos, el otro era un poco más pequeño y su pelaje era rojizo, tenía una oreja caída y una enorme cicatriz en el lomo, señal de haber sido víctima de una riña, el tercer lobo era negro, mi padre…los tres lobos hablaban silenciosamente casi en susurros, y por lo que veía los tres estaban en desacuerdo.
-Bien, el motivo de esta reunión, tiene como objetivo principal la llegada de un aquelarre de vampiros que nos han venido a visitar- comenzó el lobo mayor. Imaginé que en su forma humana era de cabello blanco, anciano y con mirada sabia –Estos vampiros han ocasionado un revuelo en la pequeña ciudad, han cazado en nuestro territorio y es algo que no podemos permitir.
-¿Qué haremos al respecto, mayor Alph?- preguntó un lobo que estaba junto a Michael, supuse que era su padre.
-Les tenemos que dar pelea- habló el seguidor de Alph.
-No podemos hacer eso Jet- espetó mi padre brusco –Pondríamos en peligro toda la…
-Más de lo que nos ha puesto tu hijo, Luperth- interrumpió seseantemente Jet, de la pena me encogí cuando me nombraron y mi padre clavó su mirada en mí.
-Aun así, no debemos tomar riesgos- habló Alph poniéndose en frente de ambos.
-Han asesinado y aun así pretenden que hay que dejarlos ilesos?- vociferó Jet irritado.
-Pues solo debemos tomar precaución del asunto…tenemos que enfrentarlos, tratar de no llevar el tema a la violencia- siguió hablando Alph.
-¿Y si ellos nos atacan a nosotros?- contra preguntó Jet.
-Entonces te echaremos a ti como carnada- sugirió sarcásticamente mi padre.
-Un comentario más y…
-¿Qué pasará con los cazadores?- interrumpió mi madre. Jet la miró con desprecio.
-Estarán al acecho a toda hora- dijo el padre de Michael –Con sus rifles cargados.
-Gracias a los pelos de un lobito gris que encontraron en un mal sitio- comentó Jet dedicándome una mirada ceñuda.
-El solo exploraba la zona- defendió mi padre poniéndose en frente de Jet.
-Pues no debería estar husmeando a altas horas de la noche…
-Vió algo extraño, y tenía que saber que era- dijo Dolly.
-Pues…en ese caso… ¿a quién viste muchacho?- me preguntó con incredulidad.
-Yo pues…
-A vampiros…Jet- respondió Luperth -¿Tu qué crees que vería?
-Oh!
-Basta!...tenemos que estar unidos- retó Alph ceñudo –Iremos a visitar a los bebedores de sangre mañana al anochecer…
Detonaciones ensordecedoras se escucharon varias veces interrumpiendo a Alph, y todo fué en cuestión de segundos, cuando me di cuenta se escuchaban ladridos desesperados en todas direcciones, busqué de prisa a mi familia con la mirada pero no los veía con tanto alboroto, corrí adentrándome al bosque aullando para encontrar a mi familia y entre las rocas ví a un grupo de cuatro personas con rifles en las manos, me devolví y escuché un disparo en mi dirección, me refugié en una pequeña cueva que había entre una colina y esperé a que se fueran, vi pasar un lobo blanco y la seguí, era mi madre.
-¡¡¿Donde están todos?!!- pregunté jadeando.
-¡¡Camino a casa con Luperth…vine por ti!!- respondió mi madre agitada.
Corrimos a casa sin saber si los cazadores nos seguían, cuando llegamos Luperth nos esperaba a unos cuantos metros, al juntarnos entramos sin mirar atrás.
-¡¡Esos malditos cazadores no tenían que habernos atacado de esa manera!!
-Cálmate Will- tranquilizó John mirando por la ventana aún con su forma lobuna.
-No debieron seguirnos…porque no escucho pasos ni veo a nadie- habló Andy
-Será mejor que vallan a descansar- ordenó Luperth mientras subía las escaleras, se notaba lo tenso y enojado que estaba. Los miré a todos jadeando y respirando entrecortadamente, todos obedecimos, y cuando llegué a mi habitación volví a mi forma humana y me acosté en mi cama así como estaba, sin tomarme la molestia de colocarme el pijama para dormir, que mal acto el de los cazadores, y que imprudencia la mía por provocar esto, pensé y pensé, hasta que lentamente mis ojos se fueron cerrando con la imagen de la persona que estaba en el bosque. ¿Quién podría ser?

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