*Canadá, Agosto de 1975*
El bosque, un paisaje hermoso y tímido, inofensivo a la vista humana, un gran cofre que guarda los secretos de quien se los pide, testigo de millones de crímenes y casa de animales de diferentes tipos de razas, especies y tamaños, escondite de dos feroces y temidas bestias.
Un Alce joven pastaba tranquilamente en un claro, lejos de su manada, no se había dado cuenta que se alejaba poco a poco de ellos buscando la hierba más verde, la más deliciosa podría decirse.
Unos ojos lo observaban de entre las sombras, oscuros ojos que miraban atentamente, esperando el momento adecuado para atacar. La criatura se agazapó y se lanzó en pos del Alce que, captando el peligro, echó a correr, corrió velozmente, pero su velocidad no se comparaba con la de la criatura que estaba persiguiéndole, aún así no se dio por vencido y corrió, notando como dejaba atrás a su perseguidor, hasta que detrás de un árbol salió otra criatura; asustado, el Alce retrocedió, sin darse cuenta que detrás de él estaba la criatura que le perseguía primero, esta sonrió mostrando sus puntiagudos dientes, y sin darle tiempo a escapar, lo tomó y clavó los dientes en su cuello, la vena yugular, por donde la sangre fluía más rápidamente. El Alce trató de pelear para liberarse pero la criatura no lo dejaba, cerró los ojos notándose débil, sus patas cayeron sin vida mientras la criatura saciaba en él su sed de sangre.
-Sabes que no es bueno jugar con la comida, Alissa.-dijo Logan a la criatura de ojos dorados y cabellos ondulados que en ese momento se levantaba, limpiando con su dedo una gota de sangre que resbalaba por su barbilla y llevándoselo a los labios.
-Que puedo decir, Logan? Me gusta jugar.-dijo Alissa con una sonrisa, riendo ligeramente ante el doble sentido que sólo ella entendía, que siempre le imprimía a sus palabras.
-No me gusta la sangre de Alce.-dijo otra voz, sentada en la rama de un abeto.-Tiene un gusto…
-Diferente, lo sabemos.-dijo una dulce voz acercándose a ellos a paso tranquilo, con otra persona a su lado.-Pero es la única forma de sobrevivir sin ser monstruos.
-“Ya lo somos…”.-pensó la vampira llamada Alissa.
-Luna tiene razón, es lo único que podemos hacer para sobrevivir, Oscar.-dijo Logan mirando como Oscar saltaba de la rama y aterrizaba en el suelo sin hacer ruido.
-Porqué tuvimos que venir acá? En África estábamos muy bien, además había una multitud de depredadores…-terminó en un susurro.
-Basta Oscar, eso que estás pensando no está ayudándome mucho que digamos.-dijo Alissa mordazmente, sintiendo un ardor conocido en su garganta, a pesar de que no hacía mucho se había alimentado.
-Entonces no leas mi mente, hermanita.-dijo Oscar mostrándole los dientes a Alissa.
-Prácticamente lo estás gritando! Como quieres que haga?-replicó ella.
-Basta los dos.-dijo Luna y ellos callaron de repente, Alissa le sacó la lengua a Oscar en una actitud infantil, éste le sonrió y se acercó rápidamente, en un fluido movimiento, para pasarle el brazo por los hombros mientras ella le abrazaba de la cintura.
-Dónde están Natalie, Lucy, Susana y Nathan?.-preguntó Logan.
-Nos llamaban?.-se escuchó una suave voz, perteneciente a Natalie.
-Sí, ahora esperen aquí, volveré en un momento.-dijo Logan.
-Porqué? Pensé que nos marcharíamos ya.-dijo Nathan.
-No se ha alimentado bien, y saben que es peligroso.-dijo Alissa mirando a Logan atentamente.
-Bueno, entonces esperen.
Y sin decir más, se movió fluidamente y desapareció de su vista.
Corrió por unos minutos hasta que notó un olor en el aire, frunció la nariz al notar lo que era, “Venado”, pensó con disgusto, pero se apresuró, lo tomó entre sus brazos, una presa fácil, y clavó sus colmillos en su garganta, succionando su sangre rápidamente, notaba como bajaba por su garganta y aliviaba el escozor que le producía la sed. Escuchó un ruido cercano, y levantó la vista hasta de dónde supuso, habría algo escondido, se levantó habiendo finalizado su comida, pero ese ruido le había producido curiosidad así que se acercó rápidamente, colocándose en frente de lo que había producido el ruido, en sólo dos segundos, se dio cuenta que lo que estaba ante sus ojos era una cría de lobo, la miró atentamente por un segundo más, estaba decidido a irse de allí cuando escuchó movimiento a sus espaldas, y de entre la maleza salió un enorme lobo negro, supuso que era el padre de la cría así que se irguió en toda su estatura, al ver que ese lobo le mostraba los dientes, gruñendo en su dirección, una clara invitación a un enfrentamiento. Escuchó ruidos detrás de sí y notó como otro lobo, de color blanco, aparecía detrás de la cría mientras esta corría a refugiarse detrás de la loba que, según supuso, era su madre. Notó como el lobo negro gruñía en dirección a la loba blanca, y como ésta tomo del lomo a la cría con los dientes, alejándose de allí.
Le sonrió al lobo negro, que no se movía de su posición y seguía gruñendo, al instante escuchó movimientos en las copas de los árboles cercanos, olfateando el aire se dio cuenta que los que los acompañaban eran los miembros de su familia.
-Logan, deja a ese perro tranquilo.-decía Luna, colocando una mano en su hombro, susurrando furiosamente en su oído.-Vámonos deprisa, los chicos están impacientes.
-Déjame Luna.-dijo él.-Los chicos tendrán que esperar, creo que este perro quiere pelea.
Miró a su alrededor y vió a la loba blanca salir de entre los matorrales, colocándose al lado de el lobo negro, preparándose para el ataque.
Notó como Natalie bajaba de los árboles y sonriendo, se acercó a la loba blanca, le jaló la cola, haciendo que esta chillara de dolor, lo que provocó que el lobo negro se abalanzara sobre ella. Logan corrió, tomando al lobo negro de la cola y lanzándolo, haciendo que se estrelle contra un árbol que se estremeció, los pájaros que habían allí se alejaron volando rápidamente.
Los demás bajaron de los árboles dispuestos a ayudar, pero Logan extendió su mano y los detuvo. Esto era solo entre ese perro y él.
El lobo se levantó sin ninguna dificultad, con el hocico completamente abierto, mordió el brazo extendido de Logan, este lo golpeó, haciendo que se quitara, con un salto, el lobo se dirigió a su cuello, clavando en él sus colmillos, rompiendo su cuello, montones de un líquido que aquél lobo no supo identificar salió de la herida abierta de el cuello de Logan, este cayó al suelo, inmóvil.
Diferentes gritos de rabia se escucharon en ese claro. Alissa, Nathan y Natalie observaron a los lobos correr, más estos se lanzaron en persecución de ellos, mientras Alissa gritaba.
-Malditos Lobos! Os juro que los mataré y me los comeré!.-apresuró su paso, dejando atrás a los demás, en pos de esos lobos, que se iban alejando cada vez más de ellos.
-No podemos perder su rastro, tenemos que vengar la muerte de Logan!.-gritó Alissa enfurecidamente.
Corrieron por unos minutos más, llegaron a una cueva donde el olor se hacía más fuerte, frunciendo la nariz registraron el lugar, notando que no estaban allí, su furia se multiplicó.
–¡Juro que cuando encuentre a esos malditos perros los despedazaré,!-gritó Alissa, presa de la rabia, con sus manos temblando.
–No serás la única en deshuesar a esos apestosos, Alissa- dijo Natalie, tratando de controlarse.
-Controlen sus emociones. Ya saben lo que pasa si se dejan llevar por una de ellas. – susurró Nathan, apretando los puños, tratando de calmarse.
-Está bien.-dijo Alissa entre los dientes, cerró los ojos y suspiró, relajándose un poco.
–Deberíamos irnos, este lugar huele repugnante, Alissa, Natalie-dijo Nathan, aparentemente calmado, mientras que en su interior, bullía esa rabia que tanto se esforzaba por contener. Alissa y Natalie le hicieron caso y salieron de ese lugar, llenos de odio, jurando venganza.
Llegaron al fatídico claro rápidamente, Oscar salió a su encuentro, preguntando:
-Los encontraron?.
-No, los malditos huyeron.-dijo Alissa entre dientes.
Miró a su izquierda y vió a Luna arrodillada al lado del que una vez había sido como su padre, su creador. Un sentimiento de tristeza combinado con rabia se combinó en su interior, y de repente sintió ganas de llorar, lágrimas que nunca derramaría. Los vampiros no pueden llorar.
-Deberíamos…quemar…sus…restos.-dijo Susana en un susurro audible para sus agudos oídos. Nadie habló, nadie dijo una palabra, pero Oscar sacó un encendedor de su bolsillo mientras Natalie y Lucy tomaban ramas y hojas secas de los alrededores, Oscar acercó el encendedor al montón de hojas secas y ramas, soplando un poco y alejándose mientras el fuego cobraba vida rápidamente. Todos observaban con diferentes expresiones a el montón de hierba quemándose junto con el que alguna vez había sido su amigo, su padre, esposo y creador que se quemaba lentamente, con el humo elevándose a los cielos, mientras que la vampira de ojos dorados, tez oscura y cabello ondulado miraba todo ausentemente, dejando que la rabia recorriera su cuerpo, sintiendo como las ansias de venganza aclaraban su mente, formando planes, sorprendentemente sonrió una sonrisa sin alegría, pensando en la mejor forma de vengarse de aquellos perros malditos que habían asesinado a Logan, su padre.
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N/A: Por fin nuevo cap! Lo tenía escrito hace tiempo, pero hasta ahorita lo subo. Cuento con la aprobación de Ethan :)
La imagen es cortesía de Zananeichan en Deviantart.
Espero les guste el cap.
Besos.
Alissa.
viernes, 26 de febrero de 2010
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